La envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee.
La envidia es
un fenómeno psicológico muy común, hace sufrir tanto a la persona envidiosa como a sus víctimas. El envidioso es una persona compleja y que en el fondo tiene una pena muy grande, no se puede sentir envidia y ser feliz. La envidia siempre provoca frustración, la persona que padece este sentimiento, ya sea consciente o inconsciente, es una persona que, con frecuencia, no sabe que lo es.
Por ello siente secretamente mucho rencor contra las personas que poseen
algo
(belleza, dinero, sexo, éxito, poder, libertad, amor,
personalidad,
experiencia, felicidad...) La envidia es, de este modo, la rabia o venganza
de quien, en vez de luchar por sus deseos, prefiere eliminar la
competencia. Por eso la envidia es la defensa típica de las personas débiles en cualquier sentido.
A
escala individual, la envidia suele formar parte de muchos trastornos
psicológicos, algunos complejos, ansiedades,
depresiones... En las relaciones personales,
familiares y
de pareja, está involucrada en muchos conflictos y rupturas. En lo
sociopolítico, su influencia es determinante. Por ejemplo, la
envidia masculina del poder sexual, emocional y procreador de las mujeres
alimenta el machismo. La envidia de la fuerza y despreocupación del varón
nutre el feminismo. La envidia de los pobres estimula la protesta social.
La envidia no puede ser confundida con los celos, en este caso una persona celosa anhela el deseo para si, en contra la persona envidiosa desea destruir a quien es el objeto de su envidia. No obstante, ambos sentimientos pueden ir
juntos a veces. Es decir, la persona envidiosa se convierte en una persona infantil, neurótica o insatisfecha. La envidia sólo
se cura madurando la personalidad y resolviendo las propias carencias. La persona madura no envidia a nadie. La madurez implica un sentimiento que no entiende de envidias, por lo que una persona madura es difícil que sienta celos o envidia. La envidia daña la capacidad de gozar y de apreciar lo que posee uno mismo. por lo que se entiende que una persona envidiosa nunca llega a encontrarse satisfecha. Los envidiosos siempre encontraran la manera de ser infelices. Algo muy triste pero que resulta muy real.
La envidia es parte
inseparable de esa otra gran defensa neurótica, el narcisismo,
desde el que el sujeto experimenta un ansia infatigable de destacar,
ser el centro de atención, lograr valoración en toda circunstancia.
Por eso tantas personas se
sienten continuamente amenazadas por los éxitos, la vida
y la felicidad de los demás y, atormentadas por la envidia, viven en perpetua competencia contra
todo el mundo.
Para algunos es una emoción desagradable, sin lugar a dudas. Para
otros, puede ser desagradable o agradable, según la situación. Esta
última sería lo que conocemos como “envidia sana”, muy
al uso hoy en día. La describiríamos como el sentimiento de alegrarnos
por lo que el otro tiene y que nosotros también deseamos.
¿Es esto
realmente envidia? ¿O es otra emoción?
.
Basado en blogs de Internet
Mi opinión personal
Mi opinión personal
Es una pena que no se pueda reprimir la envidia, muchas veces la vemos en personas que a nuestro juicio están en situaciones privilegiadas. Las personas envidiosas convierten su vida en un infierno porque nunca están satisfechas, cuando consiguen el objeto de sus anhelos, automáticamente dejan paso a desear otro, convirtiéndose en algo patológico. La envidia es un trastorno psicológico que muchas veces no se suele tratar como tal. Las personas envidiosas tienen una vida triste por mucho que tengan, no podrán jamás ser felices. Si en tu entorno hay personas envidiosas intenta alejarte de ellas o te harán la vida imposible. En suma,
cuanto más infantil, neurótica o insatisfecha es una persona, tanto más
envidiosa resultará necesariamente. La envidia sólo
se cura madurando la personalidad y resolviendo las propias carencias. La persona madura no envidia a nadie.
Decía San Agustín... "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Así es la conformidad y la ausencia de envidia es sinónimo de felicidad.
Decía San Agustín... "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Así es la conformidad y la ausencia de envidia es sinónimo de felicidad.
Conxi Js
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